O.M.A.T.

EL MUNDO OCULTO DE RENE GUENON

Por William H. Kennedy

Octubre de 2004

Traducción: Alonso Berrío Cárdenas.

Título original: The Occult World of René Guénon

 

El propósito central de este estudio es examinar las influencias ocultistas del intelectual francés René Guénon. Guénon es conocido como expositor de estudios religiosos que se centró en las similitudes metafísicas entre sistemas de creencias espirituales aparentemente excluyentes entre sí. Al considerar este propósito aparecen varias dificultades. La primera de ellas tiene que ver con Guénon mismo ,quien se rehusó a brindar cualquier tipo de información autobiográfica en alguno de sus tratados y que desautorizó a sus biógrafos. Guénon temía que al ofrecer información biográfica extensa concerniente a su pasado, se desarrollase una especie de “culto a la personalidad”.

La otra dificultad importante radica en la amorfa palabra “oculto”.

Existe una forma de literatura de “no ficción” que cae dentro de lo que podría denominarse el género “oculto” ”esotérico” o “metafísico”. Este tipo de “literatura oculta” es realmente un término ambiguo que cubre una gran variedad de tópicos .La literatura oculta es producida por los practicantes del “ocultismo”, término derivado del verbo latino “occulere”, que traduce “esconder” o “mantener secreto”. El término ha venido a significar cualquier conocimiento o sistema que es controlado e impartido por adeptos iniciados. El término es ahora usado para designar la magia ritual y la adivinación, la  teosofía y el espiritualismo. También puede ser usado para designar a varias sociedades secretas, como la Francmasonería y el Rosacrucismo.[1]

Recientemente han sido publicadas varias biografías de Guénon que reconstruyen su vida e influencias ocultas. En este sentido es posible limitar nuestra definición de ocultismo a aquellos maestros y grupos con los que Guénon interactuó directamente durante su juvenil  aventura ocultista.

JUVENTUD Y MILITANCIA OCULTISTA DE GUÉNON

René-Jean-Joseph-Guénon nació en noviembre de 1886 en Blois, Francia. El padre de Guénon rastreó sus ancestros hasta los tiempos medievales. Ambos padres eran devotos y hasta algo estrictos católicos romanos y Guénon fue educado en estos cánones. René fue un niño de precaria salud y habría de sufrir de diversas dolencias por el resto de su vida .Sus padres le brindaron educación en instituciones regentadas por los Jesuítas. Se matriculó en Notre Dame des Aydes en donde René se destacó académicamente, ganando varios Premios a la excelencia, particularmente en Física y Latín. Sin embargo, el niño pronto comenzó a exhibir lo que podría llamarse predisposición temperamental. Sinceramente estaba convencido de ser hostigado y perseguido por sus maestros. A pesar de que había obtenido altas calificaciones y honores, sus padres lo transfirieron al Colegio Agustan Thiery para evitar los malos tratos que el joven René supuestamente recibía.

Al terminar la secundaria, René ingresó a la[2] Universidad de París y ganó el grado de bachiller en Filosofía y Matemáticas. Después se matriculó en un curso de Sánscrito- la antigua lengua del Hinduismo. Fue discípulo del famoso Hinduista Stanislav Levi y llegó a dominar esta lengua muerta. Sin embargo, Levi exigió a Guénon do*****entar apropiadamente las fuentes de la tesis que envió a la Universidad para aspirar al Doctorado, Levi había disfrutado enormemente de la tesis, pero la Universidad exigía adjuntar a ella referencias bibliográficas adecuadas. Cuando Levi informó a Guénon de esa política, éste manifestó de nuevo su carácter temperamental y abandonó por completo el proyecto. Jamás recibió su Doctorado ni regresó nunca a la Universidad de París. Irónicamente, su tesis fue publicada y aún es usada como texto guía en algunas clases de religión. Después de dejar el mundo académico, Guénon se sostuvo tutoreando estudiantes de filosofía y escribiendo.(2).

En 1906 Guénon comenzó a explorar el muy extenso y algo superficial mundo ocultista de París. Su contacto más directo con este mundo provino de su asociación con una bien conocida figura que escribía bajo el pseudónimo de “Papus”. Gerard Encause (1865-1916) era un médico español que había publicado varios trabajos ocultistas mientras vivía en París. Introdujo en Francia la Sociedad Teosófica y ocasionalmente llegó a ser su representante oficial en París. Papus empleaba gran parte de su tiempo explorando, estudiando y escribiendo sobre temas herméticos, cabalísticos y alquímicos.

Papus aceptaba la doctrina básica de la Sociedad Teosófica que afirmaba que el conocimiento esotérico era transmitido a determinados ocultistas, entre los que él mismo se contaba, por una línea secreta de “Maestros Ascendidos”. Nunca, desde los días de Eliphas Levi, había persona alguna dominando los ambientes secretos de París como lo hizo Papus, quien adquirió fama de médium eficaz, adivinador del Tarot y necromántico. Poco antes de que Guénon comenzase a estudiar con él, Papus afirmó su reputación al ser llamado por los Romanoff al Palacio Imperial Ruso para invocar el espíritu del Zar Alejandro III. Semejante patrocinio real pesaba muchísimo en aquellos días. El joven e impresionable Guénon debe haber considerado a Papus un auténtico adepto con sus asociaciones reales y su “best sellers” que incluían el Traité Methodique de Science Occulte (1891) y La Magie et L´hipnose (1897).[3].

Guénon se unió a la organización de Papus llamada la “Facultad de Ciencia Hermética”. Bajo su tutela, Guénon publicó sus primeros trabajos sobre temas espirituales en el periódico Gnose, publicado y editado por Papus. Hay que tener en cuenta que Papus pertenecía a varios grupos ocultistas y sociedades secretas y que animó a Guénon a unirse a la mayoría de ellos. Algunas de estas organizaciones le proporcionaron a Guénon el contacto con varios grupos Orientales que poseían auténticas tradiciones espirituales, mientras que otros eran auténticos fiascos. Algunos de estos grupos ofrecían espurios títulos nobiliarios que no significaban nada en el mundo real. Una consecuencia positiva fue la iniciación de Guénon en un grupo Hindu Advaita Vedanta, de origen desconocido, que se encontraba en París por aquellos días. Después del regreso  a la India de este grupo, Guénon abandonó sus rituales, pero permaneció filosóficamente conectado a esta versión del Hinduísmo. Guénon ingresó también a laFrancmasonería y este grupo conservó también su influencia en él durante el resto de su vida.[4]

Debido a sus estudios, Guénon pronto se desencantó de los grupos ocultistas a los que se había unido. Después de la muerte de Papus en 1916, Guénon comenzó a explorar formas más tradicionales de espiritualidad. Con esa mira, Guénon comenzó a escribir para el periódico cristiano Regnabit (Reinará), y, al parecer, se reconcilió con el Catolicismo por un tiempo. Pero pronto encontró un grupo Sufi en París, y fue iniciado en esta secta Musulmana. El Sufismo es la tradición mística del Islam. El término “Sufi” traduce “lana”, lo que denota la austera indumentaria de los primeros practicantes de este sistema esotérico.

Entre todas las miradas que Guénon encontró, es  el Sufismo la que había de tener la más duradera y penetrante influencia en su vida y obra. (En 1930 Guénon se mudó a El Cairo, y vivió como Musulmán por el resto de su vida). La iniciación de Guénon el Sufismo marcó su ruptura con el ocultismo.[5]

CONSERVACIÓN POR RENÉ GUÉNON DE CIERTOS TEMAS OCULTISTAS

Ciertamente René Guénon no era perfecto y admitió los errores de su juventud ocultista en París. Desde su llegada a residir  en Egipto vivió como un ortodoxo y muy conservador Musulmán. Llegó a dominar perfectamente el árabe, hasta el punto que los nativos lo tomaban por uno de ellos .Con el fin de practicar la verdadera religión, Guénon se sumergió en y se saturó de la Tradición Islámica. Esta, según él  mismo, era el único medio disponible para recibir una auténtica transmisión espiritual. Ciertamente, otros credos ofrecían auténtica espiritualidad, pero el Islam era, a juicio de Guénon, la más poderosa religión durante esa época La “Religión de Cafetín” de los ocultistas, en donde uno podía mirar y escoger entre una gama muy amplia de perspectivas metafísicas y desechar lo que no le agradase, no tenía ya lugar en la práctica espiritual de Guénon.

A pesar de todo lo anterior, Guénon retuvo ciertos elementos y temas del ocultismo que emergieron luego en sus escritos y en su vida personal. Joscelyn Godwin, de Colgate University, ha afirmado: “Uno puede escasamente encontrar dos caracteres más disímiles que la volátil aristócrata rusa, (se refiere a Madame Blavastky, nota del traductor) cuya vida es una maraña de intrigas y misterio, pero cuyo trabajo es una mina de sabiduría esotérica; y el frío intelectual académico francés, Guénon, quien desdeñó a Blavastky a todos sus seguidores [6], y que pese a ello siguió enseñando durante bastante tiempo las mismas cosas. El académico William Quinn hace afirmaciones similares en su extenso estudio sobre Tradicionalismo y Teosofía titulado The Only Tradition (1997).

A este respecto, tanto Godwin como Quinn no entienden a Guénon en varios aspectos: Guénon derivaba sus creencias de auténticos practicantes de la religión o de recursos textuales confiables. Esto es cierto incluso para su más “oculto” propósito después de su rechazo del ocultismo: The Lord of the World (1927) -Debo anotar que este trabajo es por sobre todo una revisión de dos libros anteriores sobre el tema y en ese sentido es una crítica de las ideas de otros.[7]En ciertas interpretaciones de The Lord of the World, Guénon es erradamente caracterizado como dando una descripción descolorida de los “Maestros de la Gran Logia Blanca”, que son caracterizados como constituyentes de una jerarquía de seres espirituales que controlan el gobierno interior o esotérico del mundo. En realidad, las figuras de Melqui-Tesedek y Metatron, a quienes Guénon dedica su estudio, son extractados de la auténtica Tradición del Judaísmo. Ellos no son lo mismo que los inidentificados y ásperos seres espirituales oralmente enseñados por la Blavastky, los “Maestros” llamados El-Moiria y Titit-Bey, que no tienen  asidero en ninguna Tradición y que ordenaron a Blavastky conformar la Sociedad Teosófica. Ni se parecen en nada al estrafalario Mahatma Koot Humi, que primero le habló al socio de Blavastky A.P. Sinnet y luego se le aparecía  a la Teosofista Alice Baily (1880-1931) en sus muchas visiones demenciales y peculiares sueños.[8]

El examen de Guénon de tópicos ocultos como Hyperborea o Atlantis lo hace aparecer como ubicado en lado más lejano de la franja lunática. Incluso llegó a prestarle ayuda a los Polares -un grupo que quería explorar las regiones polares en busca de utopías escondidas.[9] Tan extraño como esto pueda parecer, debemos recordar que ninguno de los Polos había sido mapeado o explorado cuando apareció “El Señor del Mundo” en 1927. El Almirante Byrd no realizaría su afamado vuelo a través de la Antártica hasta 1929. Así mismo, al principio de los años 20 aparecían persistentemente reportes periodísticos en los que varias oficinas coloniales europeas daban cuenta de la existencia de razas y tribus recientemente descubiertas que con frecuencia eran descritas como “mágicas y utópicas”. A este respecto, Guénon se vio cautivado también por la ilusión generalizada entonces de hallar un supuesto Paraíso Perdido. Esto refleja el espíritu romántico de Guénon que tenía cabida dentro de la esperanza generalizada en los años 20 y 30  de que la humanidad encontrara alguna utopía olvidada que hallaron expresión en las ficciones de H.P. Lovecraft (At the Mountains of Madness) (1931) y de James Milton (Lost Horizon) (1937).

Otro punto que han evadido Quinn y Godwin tiene que ver con las prácticas y creencias reales de la Sociedad Teosófica entre 1908 y 1929. Al examinar estas creencias, es imposible concluír que Guénon estuviera ofreciendo ideas similares a las de la Sociedad Teosófica.

A diferencia de Guénon, que soñaba con una humanidad que descubriera un perla metafísica en el Cielo, un Señor del Mundo, la Sociedad Teosófica estaba promoviendo su propio Señor del Mundo de carne y hueso en la figura de apuesto joven hindú llamado Jiddu Krishnamurti (1895-1986). Krishnamurti fue descubierto caminando por una playa de la India, por  el teosofista Rev. Charles Leadbeater, quien afirmó haber sido guiado hasta Krishnamurti porque “éste exhalaba una poderosa aura”. Parece que Leadbeter fue atraído hacia el joven por algo más que la “poderosa aura”, dado que él era un reconocido pederasta, que pronto abusaría sexualmente del muchacho.[10]

Lo cierto es que Leadbeater presentó al muchacho a Annie Bessant, Presidenta de la Sociedad Teosófica, y entre ambos urdieron un plan para presentar al joven como el “Maestro del Mundo”, “el Mahatma Viviente” y el “Mesías” (recordemos que Blavastky en 1889 declaró que el propósito fundamental que tuvo ella para fundar la Sociedad Teosófica era preparar a la sociedad para el advenimiento del “Maestro del Mundo”. Después de ganar la custodia legal de Krishnamurti, Leadbeater y Bessant crearon la “Orden de la Estrella de Oriente” que comenzó a operar públicamente en  la promoción del nuevo “Maestro del Mundo”. Manifestaron que Krishnamurti era el Mesías esperado por Judíos y Cristianos, el futuro Buda (Maitreya) y el Madi ( Profeta del Juicio) del Islam, quien, según El Corán, ha de surgir en los Últimos Tiempos. También usaron sus influencias en la Liga de las Naciones y consiguieron un castillo en Holanda, con cuarto del trono incluido, que complió el papel de Cuartel General Internacional para el nuevo Señor del Mundo.[11]

En un esquema más truculento y preocupante aún, el teosofista G.S. Arundale -futuro Presidente de la Sociedad Teosófica- anunció en 1925 en Holanda una lista de los “Apóstoles Escogidos” por el Nuevo Mesías.

En una reunión pública cerca del castillo hizo el anuncio: los apóstoles habían sido escogidos por una revelación divina. (Si esto no constituye una religión organizada, entonces ¿qué es?). Para su gran mérito, Krishnamurti públicamente denunció los siniestros intríngulis de esta confabulación, renunció a su papel como “Maestro del Mundo” y disolvió la “Orden de la estrella de Oriente” en 1929.[12]

Aunque Guénon estuvo durante algún tiempo interesado en el prospecto de una utopía espiritual perdida, jamás se involucró ni aceptó asuntos tan turbios como el caso Krishnamurti. De hecho Guénon se apartó de los Polares poco  tiempo después de la ruptura de Krishnamurti con los Teosofistas. En retrospectiva debemos admitir que cualquier utopía que Guénon pudo haber esperado debía haber estado fundada en evidencias históricas comprobadas desde mucho antes de la fundación del Islam, y ajustada a los patrones ortodoxos de la Tradición, para que él la considerase una auténtica expresión divina. Cualquier Señor del Mundo descubierto de ahí en adelante tenía que serlo de manera similar al surgimiento del Dalai Lama después de la apertura del Tibet (En realidad, el Dalai Lama tiene ese título, pero no reclama soberanía por ello). Incluso, Guénon abandonó por completo el tema después de su traslado a El Cairo, en donde abrazó completamente el Islam.

La relación de Guénon con la Francmasonería es quizás el mayor elemento ocultista que él conservó. Guénon creía que esta sociedad secreta de verdad poseía en su esencia una auténtica transmisión espiritual. Creía también que la Francmasonería se había venido corrompiendo con el paso de los años. Sin embargo, Guénon nunca renegó de su pertenencia a la Orden y escribió sobre temas Masónicos por el resto de su vida. A pesar de su rechazo a lo ocultista, Guénon mantuvo su habitación decorada con símbolos masónicos, incluyendo un reloj, durante los 20 años de permanencia en Egipto. Quizás esta relación pueda ser aclarada: la masonería surgió de las guildas de picapedreros medievales y es la heredera de los Collegia Fabrorum de Roma. La antigüedad de la Francmasonería no podía ser negada y este hecho impresionaba a Guénon mucho, pensando que algo de la Tradición auténtica podía ser desenterrado de los más profundo de ella. Así pues, Guénon consideraba a esta sociedad secreta como auténtica y ortodoxa, o por lo menos que lo había sido en algún momento de la historia. Hay que recordar que cualquier tradición anterior a la Revelación de Mahoma tenía validez en el pensamiento de Guénon.
Sin embargo, Guénon nunca perteneció a Logia Masónica alguna después de su mudanza a Egipto, ni pagó cuotas o participó en rituales de esta sociedad secreta .En ninguna carta a sus amigos y seguidores les insinuaba ingresar a la Francmasonería. Las pocas referencias a esta sociedad en sus escritos parecen apuntar más hacia la naturaleza de sus Símbolos y no a invocar la pertenencia a ella como una forma auténtica de práctica espiritual. En consecuencia, la larga pertenencia de Guénon a la Francmasonería es al parecer más un asunto de interés intelectual que de devoción y promoción.

Un episodio algo extraño en la vida de Guénon en Egipto tiene que ver con su vieja creencia en maleficios y maldiciones. Guénon estaba firmemente convencido de que estaba siendo metafísicamente atacado por varias órdenes mágicas europeas. Esto lo llevó incluso a guardar cama por tiempos. De hecho, Guénon permanecía recluido y no permitía que sus hábitos fuesen conocidos por sus antiguos socios ocultistas de Paría porque temía que éstos pudiesen hacerle algún maleficio y afectar negativamente su salud y bienestar. Esto quizás pueda ser explicado como otra manifestación de la disposición temperamental de Guénon que una vez más le ponía de malas pulgas. Con sus dos libros contra los ocultistas se granjeó gran cantidad de enemigos, pero la creencia que éstos le estaban haciendo maleficios es una actitud extrema. Este tema no hace parte de los escritos de Guénon y estaba más en la naturaleza de su personalidad, lo que de ninguna manera va en desmedro de sus profundas reflexiones metafísicas.[13]

Un tema oculto final que Guénon conservó es el referente a los fantasmas. Guénon creía que cuando una persona moría, algunos “rastros” de su alma permanecían en la tierra. Esta “energía dejada” explicaban los fantasmas. Guénon no creía que los espíritus de las personas permanecieran en la tierra- creía que las almas iban a la presencia de Dios. La energía remanente o “trazas” del espíritu de la persona eran de poca importancia. Sin embargo, al hallarse en su lecho de muerte en 1951, ordenó a su familia dejar intacta su oficina. En esa forma Guénon sentía que algún rastro de él permanecería allí para cuidar de su esposa e hijos.[14]

Guénon estaba en la mejor de su intelecto cuando se ocupó de las correlaciones metafísicas entre sistemas de creencias espirituales y su corpus oculto. Su respuesta al mundo ocultista de su época es interesante, pero palidece al ser comparado con sus profundas reflexiones sobre las religiones del mundo.

FUENTES

  • Lutyens, Mary, Krishnamurti: The Years of Awakening, Shambala Press (Boston), 1997
  • Holroyd, Stuart, Krishnamurti: The Man, The Mystery & The Message, Element Books (London), 1991.

NOTAS

(1) Drury, Nevill, Dictionary of Mysticism and the Esoteric Traditions, Prism Press (UK) 1992: 228.

[2] Waterfield, Robin, René Guénon and the Future of the West, Oxford (UK), 1987: Chapter 2.

[3] Drury: 237

[4] Waterfield: Chapter 2.

[5] Drury: 286-287

[6] Godwin, Joscelyn, Arktos: The Polar Myth, Phanes (USA), 1993: 21.

[7] Ossendowski, Ferndinand, Beasts, Men and Gods, Dutton (USA), 1922, and; Saint Yves d’Alveydre, Mission de l’Inde en Europe, Belisane (France), 1910.

[8] Drury: 28, 170, 211.

[9] Godwin: 87

[10] Drury: 171, 174

[11] Quinn, William, The Only Tradition, SUNY (USA) 1997: 106

[12] Godwin, Joscelyn, The Theosophical Enlightenment, SUNY (USA), 1994: 367.

[13] Waterfield: Chapter 2.

[14] Waterfield: Chapter 2.

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